lunes, 5 de marzo de 2018

LOS GÉNEROS LITERARIOS


LOS GÉNEROS LITERARIOS



Se denomina género literario a cada una de las clases en que se dividen los textos literarios, escritos por los autores con una finalidad determinada. Cada género literario comprende, a su vez, otros subgéneros literarios.
Cada género tiene sus rasgos característicos:
1.     Género lírico: Se usa para expresar sentimientos y para ello, emplea generalmente el verso.
2.     Género narrativo: Se utiliza para presentar historias realizadas por personajes que pueden intervenir mediante el diálogo. El narrador cuenta la historia y para ello puede utilizar distintas formas de elocución, esto es, la narración, la descripción, la exposición o la argumentación.
3.     Género dramático: Es aquél destinado a ser representado ante unos espectadores. Los personajes intervienen sin la mediación de ningún narrador, siguiendo las indicaciones sobre vestuario, gestos, movimientos, etc. que contienen las acotaciones del texto teatral.

1.- EL GÉNERO LÍRICO
Este género literario se caracteriza por la subjetividad, es decir, el poeta nos ofrece una parte de su pensamiento, de su interior, de su visión de la realidad.
La mayor parte de los poemas están escritos en verso, aunque ésta no es una característica exclusiva de la poesía. La expresión de la emotividad del poeta se puede llevar a cabo a través de unos vehículos de expresión, como la prosa poética. En este tipo de escritos el autor prescinde del verso, aunque siga manteniendo todos los rasgos de la poesía: subjetividad, expresión sentimental, utilización de un gran número de recursos literarios, cuidado formal y estético…
1.1.- CARACTERÍSTICAS:
·        Introspección y expresión de los sentimientos
·        Ausencia de narración
·        Gran acumulación de imágenes y elementos con valor simbólico
·        La mayoría de los poemas liricos se caracterizan por su brevedad: no es frecuente que sobrepasen los cien versos
·        Debido a esa brevedad, hallamos una mayor concentración y densidad que el resto de géneros literarios
·        La poesía lírica, al ser eminentemente subjetiva y estar expresada, con gran frecuencia, en primera persona, se convierte así en un relato autobiográfico, aunque no hemos de confundir el yo del poema con el autor que hay detrás, ya que puede estar expresando unos sentimientos que no siente en realidad, con lo que el poema no sería más que un ejercicio estético.
·        Los poemas suelen ajustarse a unas formas formales que los caracterizan: versos, estrofas, ritmo, rima, englobadas todas ellas bajo la denominación de métrica. Además con el fin de lograr un discurso lo más bello posible, los autores se valen de los recursos literarios o estilísticos.
LA MÉTRICA

La métrica es la disciplina literaria que se ocupa de la medida de los versos, de su estructura, de sus clases, y de las distintas combinaciones que pueden formarse con ellos, es decir, trata de establecer las normas de versificación; versos, rima, ritmo, estrofas.
En la poesía actual es frecuente encontrar poema que no se acomodan a ningún tipo de esquema métrico y que están más cercanos a la prosa poética que a la poesía. Aun así, la mayor parte de nuestra poesía se encuentra regulada con más o menos rigurosidad por la métrica.

EL VERSO
Entendemos por verso un conjunto de palabras sometidas a ritmo y cadencia en relación con otros versos. Suele presentar pausas, acentos y rima, aunque estas características no son generales. Desde un punto de vista más práctico, cada una de las líneas que forman un poema pueden ser denominadas versos. Los versos se clasifican según el número de silabas con que cuentan. Así los versos formados por ocho o menos silabas son denominados versos de arte menor, mientras que los versos compuestos por nueve o más silabas son versos de arte mayor. Los versos que no cuentan con rima ni con uniformidad en el cómputo silábico se denominan versos libres.

EL RITMO
El ritmo, tanto musical como poético, consiste en repetir un fenómeno de manera regular con la finalidad de producir un efecto unitario y reiterado. En español, el ritmo poético se debe a los siguientes factores:
- La medida: repetición del número de sílabas en los versos que forman un poema
- Los acentos: la fuerza espiratoria se reparte sobre las mismas sílabas en cada uno de los versos.
- Las pausas: los descansos en la lectura, convenientemente repartidos, contribuyen a dar uniformidad al poema.
- La rima: consiste en la repetición de los sonidos que aparecen al final de cada verso.

LA RIMA
La rima es la repetición de los sonidos que cierra cado uno de los versos que componen un poema. Esta repetición puede ser de dos tipos:
- Asonante: cuando desde la última vocal acentuada sólo se repiten los sonidos vocálicos.
- Consonante: cuando desde la última vocal acentuada se repiten todos los sonidos, tanto vocálicos como consonánticos.

LOS RECURSOS ESTILÍSTICOS O LITERARIOS
Por medio de estos artificios retóricos el escritor intenta llamar la atención del lector gracias a su belleza, ingenio, sensibilidad, dificultad, ritmo o trabazón. La utilización de recursos literarios aleja la lengua poética de la lengua cotidiana, embelleciéndola y estilizándola. Con ellos, el poema puede tener dos niveles de análisis: interno (relativo al tema que se trata) o externo (unión de recursos métricos y recursos estilísticos). Existe un gran número de recursos estilísticos, aunque a continuación ofrecemos solo los más frecuentes:

RECURSOS LITERARIOS RELACIONADOS CON EL NIVEL FÓNICO
- Aliteración: repetición de sonidos, sobre todo consonánticos, a lo largo de un verso o de una estrofa. Con este recurso, el autor intenta recordar el significado de lo que está expresando por medio del sonido repetido: “Con el ala aleve del buen abanico” (Rubén Darío).
- Onomatopeya: imitación de sonidos reales. Es un recurso muy utilizado en el lenguaje de los tebeos: ¡boom! ¡zas! ¡pío pío! ¡guau guau!
- Paranomasia: utilización de palabras de sonido parecido, aunque con distinto significado: “como tontos, como tantos, como todos” (Gabriel Celaya).
RECURSOS LITERARIOS DEL NIVEL MORFOSINTÁCTICO
- Epíteto: suelen ser adjetivos que destacan una cualidad de un sustantivo que es suficientemente conocida y aceptada: la verde hierba, la blanca nieve.
- Pleonasmo: insistencia innecesaria para dejar claro que el sentido de una oración o verso suele ser muy corriente en el habla coloquial: lo vi con mis propios ojos.
- Elipsis: supresión de algunos elementos en un verso ya que quedan sobreentendidos. Este recurso dota al poema de rapidez, brevedad y concisión: “por una mirada, un mundo; por una sonrisa, un cielo; por un beso… ¡yo no sé qué te diera por un beso!” (Bécquer)
- Hipérbaton: alteración del orden lógico de las palabras de un enunciado oracional: “Volverán las oscuras golondrinas de tu balcón a sus nidos a colgar” (Bécquer)
- Polisíndeton: utilización de más conjunciones de las que son necesarias. Dota al verso de lentitud y solemnidad:” alguien barre/ y canta/ y barre/- zuecos de madrugada” (Rafael Alberti)
- Asíndeton: omisión de las conjunciones que son necesaria en un verso. Dota al verso de rapidez: “Para la libertad, sangro, lucho, pervivo” (Miguel Hernández)
- Anáfora: repetición de una o más palabras al principio de varios versos: ¿Por qué fue desterrada la azucena, por qué la alondra se quedó sin vuelo, por qué el aire de mayo se hizo pena bajo la dura soledad del cielo? (Rafael Morales)
- Paralelismo: repetición de una misma estructura gramatical en un verso o en varios: la paz de su hora sola me daba la claridad. La gloria de su amor solo colmaba mi soledad (Juan Ramón Jiménez).

RECURSOS LITERARIOS BASADOS EN EL NIVEL LÉXICO-SEMÁNTICO
- Metáfora: consiste en nombrar una cosa con el nombre de otra a causa de su semejanza, real o ficticia. Aquello que estamos comparando se denomina “término real”, y aquello con lo que compramos “término imaginario”: “Todas las casas son ojos / que resplandecen y acechan” (Miguel Hernández)
- Metonimia: se trata de nombrar un objeto con el nombre de otro, como los dos recursos anteriores, aunque en este caso no por razones de semejanza, sino por proximidad física o significativa (el cuello de la camisa; los pies de la cama; beberse una copa; comerse tres platos; el trompeta- en una banda de música-; el espada- en una corrida de toros.
- Hipérbole: exageración, amplificación: “tanto dolor se agrupa en mi costado, / que por doler me duele hasta el aliento” (Miguel Hernández)
- Personificación o prosopopeya: atribución de cualidades humanas a seres animados o inanimados: “las cárceles se arrastran por la humedad del mundo, / buscan a un hombre buscan a un pueblo, lo persiguen
- Ironía: expresión de lo contrario de lo que en realidad se piensa. Habitualmente este recurso suele ir acompañado por un tono burlesco o desenfadado. Cuando la ironía se vuelve insultante y agresiva se convierte en sarcasmo. Es muy frecuente en el habla coloquial: ¡huy que frio! ( a 40º)
1.2 SUBGÉNEROS:
Subgéneros literarios
Llamamos subgéneros literarios a cada uno de los tipos de textos que se incluyen en los anteriores géneros señalados, caracterizados porque todos tienen rasgos comunes del género al que pertenecen. Los principales subgéneros son los siguientes:
A.    CANCIÓN: poema de tema amoroso.
B.     ELEGÍA: poema en el que se llora la muerte de un ser querido.
C.     ODA: poema que trata un tema serio y elevado.
D.    SÁTIRA: poema utilizado para ridiculizar a alguien o a algo.
E.     ÉGLOGA: poema extenso con temas de la naturaleza y ambiente pastoril.
F.     LETRILLA: Poema breve, gracioso, de contenido burlesco, amatorio o religioso. Suele contar con un estribillo que le da unidad y ritmo.
G.    EPÍSTOLA: Se trata de una carta en verso que el poeta dirige a un amigo. Puede ser de tema variado, aunque predomina la reflexión moral.

2.- EL GÉNERO NARRATIVO

1.2.- Elementos de la narración
1.2.1.- El punto de vista
El narrador es el sujeto que, desde un punto de visto concreto, cuenta los hechos de la historia, presenta a los personajes, los sitúa en un espacio y tiempo determinados, observa los hechos que le rodean y muestra su forma de pensar y su forma de comportarse. La manera de contarlo todo es importante para la comprensión de la historia.
Entre los distintos tipos de narrador, señalamos los siguientes:
Narrador en 1ª persona: Cuando quien cuenta lo hechos participa en la historia que cuenta. Distinguimos dos clases:
·        Narrador-protagonista: La historia la narra el personaje principal.
·        Narrador-personaje secundario: Narra la historia un personaje secundario, que participa en la historia pero no es el protagonista.
Narrador en 2ª persona: Cuando el narrador cuenta los hechos a un tú que a veces puede ser él mismo, de tal manera que se desdobla. Es una técnica que aparece en la novela contemporánea.
Narrador en 3ª persona: Cuando quien cuenta la historia está fuera de ella. Encontramos aquí, también, dos clases:
·        Narrador objetivo: El narrador es un mero testigo de los hechos y se limita a narrar aquello que ve, sin poder entrar en el interior de los personajes.
·        Narrador omnisciente: El narrador describe lo que los personajes ven, sienten o piensan. Lo conoce todo sobre el personaje.

1.2.2.- La acción
  La acción está formada por todos los acontecimientos y situaciones que componen una historia. Dichos acontecimientos se pueden organizar en núcleos con cierta autonomía, llamados episodios.
El conjunto de acontecimientos y hechos de la historia se denomina también argumento. La forma de organizar dichos acontecimientos se denomina trama.

1.2.3.- Los personajes
Los personajes son aquéllos que realizan las acciones que relata el narrador.
Por su importancia en el desarrollo de dicha acción, los personajes pueden ser principales o secundarios. Dentro de los principales se encuentra el protagonista, que es el personaje más importante de todos. A su oponente se le denomina antagonista.
La caracterización de los personajes se puede realizar de diversas maneras:
Por caracterización directa: El narrador, el mismo personaje u otro personaje, bien en bloque, bien gradualmente, describen directamente el físico, el carácter o cualquier otro dato del personaje.
Por caracterización indirecta: El personaje va siendo conocido por el lector mediante sus reacciones, su forma de hablar, sus actuaciones, etc., sin que nadie lo describa.

1.2.4.- La estructura
Los elementos de la narración se organizan para forma un todo interrelacionado. De manera general, distinguiremos tres partes en una narración:
Planteamiento: Es la parte inicial del relato donde se proporciona la información necesaria para que se desencadene la acción posterior.
Nudo: Es el momento de mayor complejidad de la historia y donde se continúa lo iniciado en el planteamiento.
Desenlace: Es el episodio final en el que se resuelve o finalizan los conflictos. A veces el final puede quedar abierto.

1.2.5.- El tiempo
El tiempo es el elemento de la narración que tiene en cuenta la duración, sucesión y ordenación en que se producen los distintos acontecimientos.
La duración del tiempo puede ser diverso: varios años, un día, unas horas...:
·        El tiempo es largo cuando se presenta un período de tiempo muy amplio, muchas veces de años.
·        El tiempo es corto cuando lo narrado ocupa pocas horas.
El orden temporal de los acontecimientos puede presentarse de diversas maneras:
·        Desarrollo lineal: Los hechos se presentan con el orden cronológico en que se produjeron.
·        In media res: La narración se inicia en un punto intermedio de la historia y se van relatando hechos anteriores y posteriores.
·        Flash-back: La narración empieza por el final y retrocede al pasado.
·        Flash-forward: La narración empieza por el pasado y salta al futuro.
De acuerdo a la percepción que se tiene del tiempo, éste será:
·        Tiempo objetivo: Es el tiempo que se puede medir por el reloj: horas, días...
·        Tiempo subjetivo: Es la percepción que se tiene del paso del tiempo; a veces, una hora se hace interminable.
En cuanto al ritmo de la historia, es decir, la relación entre lo narrado y la forma de narrarlo, podemos hablar de:
·        Ritmo rápido: cuando los hechos o acontecimientos se suceden con rapidez y abundancia.
·        Ritmo lento: cuando la narración se demora en descripciones y reflexiones, de tal modo que los acontecimientos son escasos.

1.2.6.- El espacio
El espacio es el componente narrativo que se refiere al lugar en el que se desarrolla la acción y por el que se mueven los personajes. Puede haber espacios urbanos, rurales, domésticos, idealizados...
El tratamiento del espacio puede ser diverso:
·        Cuando las indicaciones espaciales son mínimas.
·        Cuando el espacio cobra una especial importancia en la narración, dado que está muy relacionado con la evolución del personaje (por ejemplo, en los libros de viaje).
·        Cuando el espacio físico determina la historia y se convierte en un personaje más (por ejemplo, la selva, el Oeste, la ciudad, etc.).
En relación con la realidad puede ser:
·        Espacio real: Corresponde con lugares auténticos e identificables.
·        Espacio imaginario: No existe en la realidad pero ha sido creado a partir de lugares similares de la realidad. Aunque no es auténtico, contiene elementos reales o posibles (por ejemplo, Vetusta, en La Regenta, de Clarín).
·        Espacio fantástico: No existe ni tiene relación con espacios reales (por ejemplo, los lugares de las novela de ciencia-ficción).
·         
1.3.- Estilo directo y estilo indirecto en la narración
El diálogo entre los personajes aparece con frecuencia en los textos narrativos. La forma de introducir dicho diálogo puede hacerse de acuerdo a los siguientes procedimientos:
·        Estilo directo: Cuando los personajes hablan directamente y, por tanto, se transcriben literalmente sus palabras, introducidas por un guión y aclaradas, a veces, por el narrador mediante un verbo de lengua –decir, responder, aclarar, etc...-
«-No sirvo para nada –decía aquel hombre con el gesto abatido.»
·        Estilo indirecto: Cuando las palabras del personaje no son transcritas literalmente, sino que mediante una oración subordinada dependen de un verbo de lengua y son modificadas, adaptándolas a las coordenadas temporales del narrador:
«Aquel hombre, con el gesto abatido, decía que no servía para nada.»

1.4.- Tipos de elocución en la narración
Tipos de elocución
Cuando nos expresamos por escrito, podemos hacerlo utilizando las siguientes formas de elocución:
·        Narración: Para contar hechos.
·        Diálogo: Para reflejar las palabras que los interlocutores pronuncian en una conversación.
·        Descripción: Para expresar cómo es algo.
·        Exposición: Para presentar nuestras ideas.
·        Argumentación: Para defender, razonándolas, nuestras ideas.
La narración puede contener, además del que le es propio, los otros tipos de elocución existentes, esto es, puede incluir el diálogo entre los personajes, pasajes descriptivos o diversas reflexiones en las cuales puede utilizarse la exposición y argumentación de ideas.

A.    Cuento: narración breve con pocos personajes  y con el tiempo y espacio escasamente desarrollados.
B.     Novela: narración más extensa y compleja que el cuento donde aparece una trama complicada o intensa, personajes sólidamente trazados, ambientes descritos pormenorizadamente, con lo que se crea un mundo autónomo e imaginario.
C.     Poema épico: Relata las hazañas heroicas con el propósito de glorificar a una patria. Por ejemplo, La Eneida, de Virgilio.
D.    Cantar de gesta: Poema escrito para ensalzar a un héroe. Por ejemplo, el Poema de Mío Cid.
E.     Romance: Poema épico-lírico usado para narrar hazañas o hechos de armas.

3.- EL TEATRO
3.1.- CARACTERÍSTICAS DEL TEATRO COMO GÉNERO LITERARIO

   Según el DRAE, la dramática es el “género literario al que pertenecen las obras destinadas a la representación escénica, cuyo argumento se desarrolla de modo exclusivo mediante la acción y el lenguaje directo de los personajes, por lo común dialogado”. A diferencia de la narrativa, el teatro tiene que contar una historia en un lapso no demasiado largo, y además debe hacerlo manteniendo vivo el interés del público. Por ello, en el teatro prima sobre todo la acción, el conflicto, expresado a través de la palabra y el gesto de los personajes. El drama combina palabra y elementos espectaculares.
   El teatro es, pues, una manifestación artística compleja, suma de texto literario y elementos escénicos. Así, aunque el teatro pueda ser leído, el único lugar en el que el drama existe plenamente es en el escenario teatral. El teatro conjuga texto y espectáculo, y ambas facetas son estudiadas. La parte literaria suele designarse con el término dramaturgia; los elementos relativos a la puesta en escena se engloban bajo el concepto de escenificación.

3.2.- LA ACCIÓN TEATRAL 
    La acción teatral viene determinada por tres elementos básicos: la palabra, el tiempo y los personajes.
3.2.1.- La palabra 
    En el teatro, toda la acción verbal del drama es dialéctica, es decir, dialogada. Presenta un conflicto, una tensión entre los personajes que se resuelve con las limitaciones del espacio y del derroche del diálogo, redundando en una mayor intensidad y carga significativa.
    Existen varias formas de organizar y presentar la palabra en la escena. La más habitual es el diálogo entre dos personajes. Por lo general, un diálogo de intervenciones breves y encadenadas suscitará en el espectador mayor sensación de dinamismo, mientras que las intervenciones más extensas suelen desacelerar la escena y aportan mayor información y reflexión.
    Un recurso teatral típico es el monólogo, el parlamento que un personaje pronuncia para sí mismo, sin más testigos que el público. El más famoso monólogo teatral es el de Segismundo en La vida es sueño de Calderón de la Barca. El monólogo resulta un modo eficaz de presentar los pensamientos y sentimientos de un personaje concreto, una forma de definir con rapidez y efectividad su caracterización.
    Otro recurso dramático de gran rendimiento es el aparte, es decir, las palabras que un personaje dice para el público aparentando que otros personajes que están en escena no lo oyen.
3.2.2.- El tiempo 
    Una diferencia fundamental entre el drama y la narración estriba en el tratamiento dado al tiempo. El tiempo teatral es siempre un tiempo concentrado porque la representación transcurre en un tiempo real, ante los ojos del espectador.
    La misma compartimentación de la obra teatral en actos (o jornadas, como también se los llamaba en el Siglo de Oro) es una forma de ordenar y facilitar el paso del tiempo. Cada acto tiende a suceder a lo largo de un tiempo lineal. Entre el final de un acto y el inicio de otro suele transcurrir un lapso temporal; ese tiempo que no se representa resulta imprescindible para el avance de la acción.
   El número de actos de las obras teatrales ha variado a lo largo de la historia. La preceptiva clásica prefería los cinco actos, mientras que el teatro áureo español tendió masivamente a las tres jornadas que repartían la acción en: presentación, nudo y desenlace.
   Este elemento nos lleva a las unidades clásicas: la concentración temporal y espacial del teatro, el hecho de que la obra deba transcurrir ante un público, en un aquí y ahora, explica la importancia histórica del llamado modelo de las tres unidades dramáticas.
   Esta caracterización se remonta a Aristóteles y consiste en una serie de normas muy sencillas para evitar la dispersión del tiempo, el espacio y la acción. Los hechos presentados en el drama solo pueden desarrollarse a lo largo de un día (unidad de tiempo), en un mismo espacio (unidad de lugar) y no pueden disgregarse en episodios secundarios (unidad de acción).
    La observación de las tres unidades dramáticas es una apuesta por la ilusión de realismo, de verosimilitud.
  La comedia del Siglo de Oro no tuvo inconveniente en transgredir los preceptos dramáticos para alcanzar mayor éxito de público. Los autores neoclásicos, en cambio, respetaron escrupulosamente las tres unidades (El sí de las niñas, de Moratín). El Romanticismo arrinconó nuevamente las reglas clásicas (Don Juan Tenorio, de Zorrilla), y el siglo XX ha sido testigo de todo tipo de actitudes.
  (Los actos suelen dividirse en escenas, que vienen marcadas por la entrada o salida de algún personaje).
Los personajes 
   La condensación característica del teatro impide profundizar en la psicología de todos los personajes. Los secundarios del drama no suelen tener gran densidad, pues apenas hay tiempo para caracterizarlos. A veces, incluso los protagonistas son meros representantes de un modelo de comportamiento, un tipo humano.
   Si el personaje no está individualizado, puede definirse como un carácter (por ejemplo la mujer sabelotodo, presente en muchas comedias del siglo XVII), como un rol o papel convencional (compañero de protagonista) o como una función de la acción (portador de noticias). En todos estos casos, el personaje carece de facetas individuales y se comporta según lo que se espera del estereotipo que representa.
   Para que la construcción de los personajes sea verosímil, es preciso que exista el decoro, de manera que la condición social de los personajes, su lenguaje y su carácter resulten acordes y coherentes.
   Entre los tipos más característicos del teatro del Siglo de Oro se encuentran el galán y la dama, el padre y el hermano de la dama, guardianes de su reputación en los dramas de honor. Tanto o más característicos que estos es el gracioso, de baja extracción social, ingenioso, que crea un interesante contraste con la acción seria.
   Hay otros tipos menos importantes: el soldado fanfarrón, el criado traidor, el rey...
   Desde el Romanticismo hasta nuestros días, se ha considerado primordial ahondar en el carácter de los personajes y presentar en escena a criaturas que evolucionan en profundidad, como los personajes atormentados (teatro de Lorca).

3.3.- COMPONENTES ESCÉNICOS 
   Los autores dramáticos no suelen limitarse a escribir el texto que los actores deben pronunciar. Por lo general añaden ciertas indicaciones sobre el modo en que debería llevarse la obra a las tablas. Esas indicaciones, llamadas acotaciones, contienen información sobre la entrada y salida de personajes, indumentaria, acciones que realizan, etc.
    Junto a las acotaciones también facilitan información importante los apartes.
    En cuanto a la escenografía, cabe recordar que los elementos de decorado utilizados en el teatro español han ido variando con el tiempo. En el siglo XVII, el espacio de representación más habitual es el corral de comedias, un teatro con una distribución escénica bastante sencilla: un tablado donde interpretan los actores, dos puertas al fondo para las entradas y salidas, y un piso superior con ventanas y un balcón.
    La mayor parte del presupuesto de las compañías teatrales se invertía en el vestuario.
   En el Romanticismo alcanzaron un enorme éxito las llamadas comedias de magia, que versaban sobre historias fantásticas, a menudo inverosímiles; su popularidad dependió en gran parte del uso y abuso de la escenografía y los efectos visuales. El teatro moderno cuenta con los medios necesarios para realizar los montajes más complejos. Hoy en día, el exceso o la ausencia de escenografía dependen de las decisiones del director de escena antes que de limitaciones técnicas.

3.4.- LOS SUBGÉNEROS DRAMÁTICOS 
    Desde la Antigüedad griega, los dos principales géneros teatrales han sido la tragedia y la comedia, que se diferencian sobre todo por su final y por las características de sus personajes.
   La tragedia concluye siempre con la muerte de uno o varios personajes. Los personajes trágicos no son gente común, sino reyes, nobles o héroes: son seres superiores a nosotros, pero no tan distintos como para que no sintamos simpatía por ellos y lamentemos su triste final. Es habitual en las tragedias que el destino (‘fatum’) desempeñe un papel destacado: los protagonistas tratan de luchar contra la fatalidad que los persigue. Los máximos representantes de la tragedia griega fueron Esquilo (La Orestíada), Sófocles (Edipo rey) y Eurípides (Medea). De la tragedia romana, Séneca (Edipo).
   No abunda la tragedia pura en el teatro clásico del Siglo de Oro; entre las más conocidas destaca La Numancia, de Cervantes.
   Cuando los personajes son seres normales y no dioses o héroes, la obra suele recibir el nombre genérico de drama (La casa de Bernarda Alba). El DRAE define el drama como “obra de teatro o de cine en que prevalecen acciones y situaciones tensas y pasiones conflictivas”.
   La comedia representa el polo opuesto a la tragedia: suele tener un comienzo conflictivo, caracterizado por la aparición de un problema que se supera a lo largo de la obra para alcanzar un final feliz. Los personajes de la comedia suelen ser gente del pueblo, personajes cotidianos no muy distintos de nosotros. La comedia busca nuestra complicidad a través de la risa. Una espléndida comedia de Lope de Vega es El perro del hortelano.
   Existe un tercer subgénero, la tragicomedia, que se caracteriza por hallarse a medio camino entre la comedia y la tragedia. Suelen ser tragicomedias aquellas obras de final desafortunado en las que aparecen elementos cómicos y personajes de distinta extracción social (La Celestina o Tragicomedia de Calisto y Melibea, como la llamó Fernando de Rojas).
   Junto a las obras teatrales de gran extensión ha existido siempre un teatro menor, de corta duración, cómico y a menudo costumbrista. Estas piezas breves solían representarse en los entreactos de las comedias, como distracción para el público que esperaba la reanudación de la obra principal.
   Destacan:
-El paso, pieza breve y cómicapopularizado por Lope de Rueda (Las aceitunas).
-El entremés, pieza en un solo acto, cómica y con personajes populares, siempre magistral en manos de Cervantes (El viejo celoso). Famosos son también los de los hermanos Álvarez Quintero (Ganas de reñir).
-El sainete, obra popular independiente, en uno o más actos, que alcanza sus mejores momentos con Ramón de la Cruz (Manolo, tragedia para reír y sainete para llorar) y Carlos Arniches (Don Quintín el amargao).
-El auto sacramental, obra de tema religioso que cuenta con un solo acto en verso. Los personajes son alegóricos (la Muerte, el Pobre, el Rico, la Hermosura, el Mundo...). Este género vive su apogeo durante el siglo XVII, gracias, sobre todo, a Calderón de la Barca (El gran teatro del mundo). Se solían representar durante el día del Corpus. En el siglo XX algunos autores han escrito autos sacramentales desacralizados, como Alberti (El hombre deshabitado) y Miguel Hernández (Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras).
-La farsa, obra cómica, breve, y sin otra finalidad que la de hacer reír. Suele tener un marcado carácter satírico y se caracteriza por la exageración de las situaciones (por ejemplo, La zapatera prodigiosa, de García Lorca).

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